jueves, 15 de abril de 2010

IGLESIA PLANTEA MODIFICAR CÓDIGO MENOR PARA DETENER ATROCIDADES.

Santiago.-La Iglesia Católica favoreció una revisión al Código del Menor al advertir que algunos adolescentes, amparados sobre esta sombrilla jurídica, vienen cometiendo atrocidades que nada tienen que envidiarle a las películas de terror.

“El Código del Menor tiene que ser revisado. Ya es hora. Pero cuidado si creemos que la fiebre está en la sábana. No olvidemos al paciente. Ataquemos las causas que están provocando estas calenturas”, apunta la Iglesia a través del editorial del semanario católico Camino, auspiciado por la Conferencia del Episcopado Dominicano.

Refiere que muchas veces son menores de edad para el calendario, pero adultos perversos para cometer maldades. “Los relatos son de pesadillas. Los menores enganchados a delincuentes desnudan la sociedad actual.

El desmantelamiento de la banda que cometía crímenes contra taxistas en Santo Domingo ha puesto sobre el tapete el Código del Menor”, indica. Camino entiende que la sociedad no puede continuar atada de pies y manos frente a hechos vandálicos que van sembrando el pánico en la comunidad.

Además, plantea que hay que evitar que personas adultas continúen utilizando a niños, niñas y adolescentes para delinquir, aprovechando la protección que le ofrece la Ley. “No podemos permanecer indiferentes frente a un mal social que crece como la verdolaga en el campo”, aduce.

La Iglesia puntualiza que es hora también de que desde el Estado y otras esferas de la vida nacional, se den ejemplos de honestidad y amor al trabajo, como fuentes de progreso personal.

“No se puede continuar presentando el ascenso social como fruto del engaño, la trampa, la corrupción y el dolo. Hay que demostrar con los hechos que ser funcionario público, dirigente político o de un sindicato, no es sinónimo de hacerse rico de la noche a la mañana”, expresa Camino.

La Iglesia dice se necesita tomar medidas urgentes que detengan esta carrera estrepitosa de violencia organizada que nos secuestra la convivencia pacífica.



Miguel Ponce

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